ALPES, TIROL, SELVA NEGRA 2010
(Y algunas capitales europeas)
Prólogo
A la par que preparo la crónica y vuelvo a organizar mis fotos para montar todo esto, estoy viendo en la televisión un programa donde un comunicador catalán pasa un fin de semana con Eduardo Punset, científico altamente reconocido, del cual leí un libro hace unos años titulado "El viaje a la felicidad", visto en clave científica.
Me ha venido a pelo el programa porque me ha hecho recordar pasajes de este libro, en el cual el Sr Punset, junto con otros colegas, afirmaban que sólo existe un 50% de probabilidades de alcanzar el objetivo de la felicidad. Decían que mucha gente se pierde en la busqueda o se queda estancada a medio camino, sin pararse a pensar que todo es una emoción transitoria, que vamos experimentando a lo largo de nuestra vida.
Pues bien, sin ponerme metafísico, os puedo asegurar que a lo largo de esos 20 días de agosto, hubo momentos en los que, no sé si encontré esa felicidad, pero os aseguro que la experiencia me llenó de sensaciones altamente gratificantes, en los que pude disfrutar de la moto, de mis compañeros de viaje, y también al final de todo de la soledad, de viajar conmigo mismo, que como bién nos cuentan algunos insignes foreros, es una experiencia en la cual también encuentras recompensas.
Éste es un proyecto que tiene sus inicios en la primavera/verano del año 2009. En esas fechas tenía la intención junto a unos amigos de realizar un viaje alrededor de Europa, con especial atención a la zona de los Alpes suizos y austriacos y también recorrer otras zonas centroeuropeas.
La verdad que todo pintaba la mar de bien, hasta que a mediados de julio de ese año, contacté con los amigos de Korbera para participar en el II Desafío, una magnífica transpirenaica en un día, de casi 1.000 kms y más de quince horas de moto sin descanso. Pues eso, que nos subimos a nuestras motos y antes de empezar, el día anterior por la tarde cuando nos dirigíamos al lugar de partida, Cap de Creus, en una maldita rotonda en Figueres, un coche se cruzó en mi camino (o yo me crucé en el suyo, jeje), con el resultado de una fractura de peroné y ocho semanas con la pierna escayolada. Ahí acabó el sueño del Desafío para mí, y por ende el proyecto de vacaciones que quedó totalmente truncado por mi parte. Mi único accidente en moto hasta la fecha, pero que partió de cuajo muchas ilusiones y expectativas.
En ese infausto verano me prometí que ese viaje lo haría, aunque fuera solo, el próximo año. Con el presupuesto reservado para ese año y el del próximo, el viaje sería si cabe aún mejor.
En fín, vamos al relato; Ya en primavera, empezamos a concretar con unos amigos, que tenían ilusión por hacer este viaje, la preparación de un recorrido que incluyese Alpes, Tirol, Selva Negra y algunas capitales europeas, todo en una duración de unos 20 días. Me puse manos a la obra, recabando información de muchos sitios y en especial de foros moteros y de viajes y esto es lo que salió:
DÍA 1. BARCELONA-CHAMONIX. 800 kms
Partimos de Barcelona a las 6:30 horas de la mañana. El cuentakilometros a cero y con ganas de ruta de mucha ruta..........
Autopista hasta Valence para hacer más ligera la etapa de más kilometros prevista de todos los días y poco que contar. A partir de Grenoble, por la zona de Albertville ya empezamos a visionar los primeros paisajes que fueron un preludio de lo que nos encontraríamos en fechas posteriores. Aquí va un muestreo
Llegamos a Chamonix alrededor de las seis de la tarde. El hotel, La Croix Blanche, muy céntrico, con párking para las motos, un poco rústico pero recomendable. Andando se llega a todas partes con muy poco tiempo. Si os gustan las raclettes o las fondues, éste es un lugar recomendable y agradable: Le Sanjon (y sino enfrente mismo hay otro restaurante donde también se come bastante bien por un precio módico)
DÍA 2. CHAMONIX-SEDRUN. 360 kms
Quizás fué el día mejor aprovechado de todo el viaje (igual porque aún estabamos con las energías a "full"). Nos levantamos a las siete con la intención de subir a la Aiguille du Midi, a 3842 metros, desde donde se puede divisar el Montblanc y los Alpes en todo su esplendor. Cuesta 41 € por persona subir hasta arriba, pero merece la pena, sobretodo si es un día claro como nos lo encontramos nosotros.
Recomendación: Si quereis subir, levantaros pronto para no tener que soportar interminables colas. Nosotros a las 7:30 horas, teníamos unas 20 personas delante, con lo que subimos casi sin espera. A las diez, cuando bajamos, la cola daba la vuelta a todo el recinto, calculando unas 250 personas y un tiempo estimado de 1:30 h de espera. Como dice el refrán "a quién madruga Dios le ayuda".
Esto es una muestra de los os encontrareis arriba:
Todo era un buen aperitivo para la etapa alpina que nos esperaba. Seis puertos de montaña seguidos, Nufenenpass, San Gottardo, Furkapass, Grimselpass, Sustenpass y Oberalppass, para llegar a un pueblecito totalmente recomendable y encantador como Sedrun, donde pernoctamos, en el Hotel Kruzli, donde nos trataron exquisitamente, nos dieron muy bien de comer y las habitaciones eran comodas. (Como no les quedaban más habitaciones dobles, a mi me asignaron un apartamento en la parte posterior del hotel en una casa espectacular, 80 m2 de apartamento, cocina, un salón inmenso, en fin, un pequeño palacete. Lástima que no lo pudiese disfrutar mas tiempo, y todo por sólo 75€ la habitación doble con desayuno)
En cuanto a la jornada alpina. todo comenzó por el Nufenenpass, unos de los puertos que más me gustó a nivel de conducción, al igual que el Sustenpass que relataré más tarde
Después del Nufenenpass tocaba el San Gottardo y su famosa Tremola, que nos costó encontrar pero que al final atacamos sin ningún reparo.
En el Gottardo paramos a refrigerarnos un poco a nivel de líquidos, porque el tiempo era excepcional, sol y temperatura de 18/20 grados, ideal para la conducción de la moto.
Bajamos San Gottardo y nos encaminamos hacia el Furkapass, otro de los míticos, aunque no fué de los que más dusfruté, quizás en la bajada dirección al Grimsel la carretera se ensancha un poco y se disfruta un poco más. En la primera foto se puede ver la subida viniendo desde Hospental y en la segunda y la tercera, la bajada dirección al Grimselpass, con el que enlaza casi sin descanso.
Y aquí el crack de la LT, que se hizó los puertos como si nada, y a buen ritmo, no veas como domina a la patera el amigo. Chapeau.
Y en esta, la parte final del Furkapass y al fondo ya se divisa la serpiente del Grimselpass, el cual también es bastante divertido, sobretodo en la bajada dirección Innertkirchen.
Y acabando el Grimsel nos dirigimos a la derecha con la vista puesta en el Sustenpass, el puerto que más he disfrutado de todo el viaje, y sobretodo porque lo atacamos alrededor de las 18:30 horas de la tarde, sin tráfico, con perfecta visibilidad y un asfalto más que aceptable.
Sólo nos quedaba bajar este puerto y subir el Oberalppass. El cansancio del día ya empezaba a acuciar y lo hicimos del tirón, sin parar a hacer las fotos de rigor, porque sólo deseabamos llegar al hotel a descansar.
Y el pueblo, Sedrun, igualmente encantador, un paraíso en medio de los Alpes a unos 1.400 mts de altura, donde te puedes dejar todas tus preocupaciones, porque te transportas a otra dimensión.
Puntuación (segun mi gusto de los puertos recorridos)
- Sustenpass , 9 en conducción, 9 en paisajes, 9 en asfalto
- Nufenenpass, 8 en conducción, 9 en paisajes, 8 en asfalto
- Grimselpass, 8 en conducción, 9 en paisajes, 8 en asfalto
- Furkapass, 7 en conducción, 9 en paisajes, 7 en asfalto.
- Oberalppass, 8,5 en conducción, 8 en paisajes, 8 en asfalto.
- San Gottardo, 7 en conducción, 8,5 en paisajes, 8 en asfalto(sin tener en cuenta la Tremola)
DÍA 3. SEDRUN-LIVIGNO. 300 kms
Las sensaciones del día anterior estaban aún en nuestras retinas, y hoy teníamos por delante otro día alpino con final en el tan nombrado Stelvio. El tiempo seguía siendo excelente, ni una nube, temperatura moderada, sin viento, parecía que los astros se habían alineado con nosotros. Nada mas salir de Sedrun, nos paramos a reponer combustible y ahí me di cuenta de que teníamos a un ángel de la guarda siguiéndonos que nos haría el viaje inolvidable, tal y como así fué después.
¿Por qué digo esto?, pues las imagenes os lo mostraran. En la gasolinera donde paramos, una bella dama aparcó su BMW en un lateral de la misma para hacer sus compras en la tienda adjunta, pero se olvidó de poner el freno de mano, con lo que su coche se deslizó para abajo y acabó a menos de un palmo de la LT de mi compañero, llevándose por delante un cartel publicitario y quedando suspendida en el baden de la gasolinera (evidentemente tuvo que llamar a la grua). En el surtidor 6, estaba aparcada la moto y el coche la pasó rozando. 30 cms mas y se habría acabado el viaje para él.
Pero bueno, el día siguió y nos fuímos encontrando parajes maravillosos antes de llegar a Davos, que nos repararían el susto vivido.
Una vez que pasamos Davos, nos dirigiríamos hacía el Fluelapass, con paisajes igualmente espectaculares y buena carretera.
Como veis el tiempo nos seguía acompañando. Bajamos Fluelapass y atacamos el Ofenpass, donde también disfruté de lo lindo de la conducción. Con el permiso de mis compañeros, me pegué a la rueda de un suizo con una naked, que parecía conocerse bastante bien la carretera e hicimos una subida y una bajada espectacular. Al final incluso nos saludamos y le dí las gracias por haberme permitido seguir su rueda y disfrutar del puerto.
Al final del puerto me paré a esperarlos y me contaron que también habían realizado una bajada espectacular, aunque abusando un poquito de los frenos, que ardían en la LT de mi compañero, y es que ya le dije que esa moto no es para bajar al ritmo que lo hizo, aunque para él sea como llevar un scooter.
Y ya por fin, después de haber dado cuenta de una deliciosa comida, nos dirigimos a afrontar el Stelvio. Particularmente y como me habían comentado algunos compañeros de mi grupo de Korbera, no es un puerto para disfrutar de la conducción, especialmente subiendo desde Stelvio. Quizás la bajada a Bormio se podía disfrutar un poco mas, pero los tornanti de la subida (48 para ser mas exactos) son tan cerrados que tienes casi que parar la moto y más si te encuentras alguna caravana que te complica un poco más la situación
De todas maneras vale la pena, sólo por los parajes, por ser el puerto de más altura que subimos y por el ambiente motero que se respira en la cima
La bajada hacía Bormio, como os he dicho, fué un poco mas divertida, aunque al final nos tuvimos que poner el traje de agua porque amenazaba lluvia. Al final fueron cuatro gotas, en medio del sol, que nos obsequiaron con la maravillosa imágen de un arco iris en todo su esplendor.
Al final llegamos a Livigno, donde teníamos previsto pernoctar. En dos días habíamos resuelto todos los puertos alpinos previstos antes de entrar en Austria, y como había oido nombrar anteriormente, lo podíamos describir como la prueba del nueve, nueve puertos encadenados, acabando en el cénit del Stelvio (Nufenenpass - San Gottardo - Furkapass - Grimselpass - Sustenpass - Oberlappass - Fluelapass - Ofenpass y Stelvio)
Evidentemente nos quedaron otros muchos para pasar, como el Paso de Gavia, que me habían recomendado encarecidamente mis compañeros de Korbera, pero la gente ya no estaba para más, y ademas nos esperaba una piscina climatizada en el Hotel Paré, de la cual dimos buena cuenta antes de irnos a comer una pizza al centro del pueblo. Por cierto en esta población, llamada la Andorra italiana, comimos bastante bien de precio, la gasolina estaba muy barata y la gente que fumaba se aprovechó de los precios y cargo algunas cajetillas para el viaje. El Hotel Paré Lungolivigno está bastante bien, relación calidad/precio, las habitaciones son espaciosas, quizás falta renovar los baños, pero la piscina climatizada lo compensa todo. Aparte tienen parking cubierto incluido en el precio para las motos. Alrededor de unos 75 €, habitación doble con desayuno incluido.
DÍA 4. LIVIGNO-INNSBRUCK. 363 kms
El cuarto día amaneció soleado. Era una jornada en la cual no había puertos de montaña destacados en la ruta, pero nunca se sabe. La intención era dirigirnos al castillo de Neuschwanstein, el castillo del rey loco, para después bajar hasta Innsbruck, donde haríamos la siguiente parada.
Las rutas seguían siendo espectaculares y las carreteras con un asfalto que daban ganas de apretar un poco mas de la cuenta el puño del gas.
Salimos de Livigno por la zona del lago, bordeándolo para no tener que volver a enfilar Bormio y Stelvio y evitarnos una vuelta que nos demoraba mucho la ruta. Sorpresa!!, el tunel para salir de allí cuesta 8 € por vehículo pero merece la pena pagarlos porque te evitas casi dos horas de ruta y la intención era llegar temprano al castillo.
La mañana transcurrió con total normalidad, únicamente en la frontera de Suiza (en la única que tuvimos que parar en todo el viaje), el policía de turno, nos paró y al ir yo el primero me preguntó de donde veníamos y adonde íbamos. Yo le dije que salimos de Livigno, camino del sur de Alemania. Ingenuo de mí, claro, (le he dicho que venimos de un lugar donde los impuestos son mínimos) él me empieza a preguntar si llevo tabaco o alcohol, y me acuerdo de la carga que habían hecho mis compañeros de viaje :o :o :o. Por suerte, como yo no fumo, le dije medio riendo "no, yo no uso de eso". El tio me miró de manera rara y se fué a mirar la matricula para saber de donde eramos. Supongo que al ver la matricula de España debió pensar "vaya locos" y nos dejó pasar y a los de atrás ni les preguntó, jeje.
Seguimos con la ruta y casi entrando en Alemania nos encontramos con un puerto de montaña no previsto entre Imst y Elmen que nos hizó disfrutar enormemente de nuestras motos. Curvas, carretera ratonera, paisajes de ensueño!!!! ufff, mejor lo veis vosotros mismos.
Y después de disfrutar un buen rato, un poco de autovía y por fín!! Neuschwanstein!! verdaderamente espectacular, aunque si queréis visitarlo por dentro tendréis que acudir a primera hora de la mañana a comprar los tickets. los cuales, según unos conocidos que nos encontramos, tenían una espera hasta las cuatro de la tarde, o sea casi el día entero en el castillo.
Nosotros visitamos los alrededores, subimos hasta el puente desde donde se toman las mejores fotos (unos 40 minutos a pie desde abajo), y después comimos por allí y a la tarde enfilamos para Innsbruck.
La verdad que el viaje estaba cumpliendo mis expectativas y las de mis compañeros de viaje. Personalmente me estaba resarciendo con creces del año anterior y lo que es mas importante, disfrutaba de la ruta, de la moto y de la compañía de mis amigos.
En Innsbruck, nada destacable, tampoco estuvimos mucho tiempo. Al día siguiente nos esperaba el Grossglockner
DÍA 5. INNSBRUCK-SALZBURG. 365 kms
Este día también fué sumamente espectacular. Las carreteras del Tirol, la zona de Gerlos (la cual recomendamos especialmente) Krimml y sus cataratas, Heiligenblut y finalmente el Grossglockner, colmaron todas nuestras expectativas.
Para empezar Gerlos (por cierto un pueblecito de cuento, a no perderse por quién visite la zona) y sus valles y carreteras.
Valles de una belleza incomparable. Por cierto en las autopistas de Austria parece que no se paga, pero cuando te encuentras un tunel que cruza un valle o una cordillera, te pegan el sablazo. 10 € mas nos costó la broma.
Antes de enfilar hacia el Grossglockner, una paradita para repostar fuerzas y líquidos, tal y como manda la tradición korberenca, bien explícita en la camiseta.
Y antes de pagar 18 € para subir al renombrado Grossglockner (28 € si vais enlatados), paramos a comer en Heiligenblut, un pueblecito muy pintoresco y dicen de los mas visitados y fotografiados de Austria, donde encontramos la edelweiss, la flor de las nieves, tarea que se le había encomendado a nuestro compañero biólogo que nos acompañaba.
Y por fin el momento esperado, el monte mas alto de Austria, carretera de ensueño, buen asfalto, y al final, uffffffff, mucho tráfico, un rollo, lo subimos a 30 km/h. La bajada un poco mas divertida al librarnos de los coches. De todas maneras el puerto es espectacular, curvas abiertas y super ambiente motero arriba. Lugar de culto a visitar para cualquier motero, amante de puertos de montaña y de disfrutar de la conducción.
Y el biólogo, atorado por tanta belleza. Decir que un amante y estudioso de la naturaleza como él, quedó realmente prendado de toda la zona de los Alpes que habíamos recorrido hasta el día. Me parece que repetirá pronto ;) ;)
Y finalmente la calma, dicen que después de una fuerte tempestad, el tiempo es calmo y apacible. En este caso, después de cuatro días de muchos kilometros y puertos de montaña, llegaban días de rutas mas descansadas y de un poco de turismo de a pié.
Por la noche paramos en Salzburg, una ciudad con mucha clase, impregnada del ambiente del teatro y de la opera y como no, de Mozart, todo gira a su alrededor.
La gente saliendo del teatro, los chóferes y sus imponentes coches esperando en la puerta, Bentley, Mercedes, Audi, Porsche, Jaguar, no bajaban de ahí.
Y el día amaneció otra vez, brillante, limpio, fresco, ideal para que pudiésemos degustar cada instante, cada paraje, cada ruta, sin perdernos ni un ápice. Era como un menú degustación de esos que podemos encontrar en los restaurantes de mas nombre, en cualquier parte del mundo.
Y la casa donde nació Mozart. En cada rincón de esta ciudad puedes encontrar una referencia, un icono, que te recuerda a este magno compositor.
Y aquí el Hotel Sacher (nombre que seguramente habremos dicho nosotros montones de veces cuando pedimos la tarta que lleva su nombre). Su fundador Franz Sacher que es quién dió el nombre a esa delicia de chocolate tan codiciada por los golosos como yo ;D ;D ;D ;D ;D
Se acababan nuestros momentos líricos en esa preciosa ciudad y la próxima estación sería Viena, donde pararíamos dos días a descansar.
DÍA 6 y 7. VIENA
Después de cinco días donde casi no nos habíamos bajado de la moto, la segunda parte del viaje nos deparaba unas jornadas mas tranquilas dedicadas al turismo, en las cuales la moto no tuvo tanta relevancia, si bien para los amantes de viajar son lugares recomendables para visitar en cualquier fin de semana que nos apetezca, ya que estan a dos/tres horas de avión desde nuestra residencia.
Y una muestra del modelo de moteros que hay en Viena, donde se puede ver al copiloto muy bien equipado, para que no le entren los mosquitos en los ojos ;D ;D ;D ;D ;D ;D ;D ;D ;D
Aconsejable visitar el pabellón de las mariposas, relativamente cerca de la Ópera, detrás de la Biblioteca, en un parque donde hay un edificio de cristal donde están ubicadas y campan a sus anchas. La entrada, unos módicos 5 €.
Y como en todos sitios, el despilafarro, jaja, parece ser que el Ayuntamiento de Viena tuvo un sobrestock de señales de prohibido aparcar, que decidió poner en un espacio reducido para que a nadie se le ocurriese aparcar. Yo conté mas de veinte señales iguales en menos de cien metros. El objetivo de la cámara no me daba para encuadrarlas todas, ;D ;D ;D ;D ;D ;D
Visiones diferentes de Viena de las que acostumbramos a ver en las guías de viajes. Por la noche recorrimos la zona del Parlamento, donde coincidimos con el festival de cine de la ciudad. Está claro que todos estos edificios son dignos de admiración.
Y para acabar con Viena, una recomendación para los que buscan algo mas en un alojamiento. Estuvimos hospedados en el hotel Pakat Suites, ubicado al lado del Palacio Belvedere, a unos 10/15 minutos de la Ópera. Habitaciones de mas de 40 metros cuadrados con un salón diferenciado del dormitorio, muebles de diseño, un baño espectacular, garaje en el mismo edificio para las motos, tranquilidad y silencio para descansar, desayuno incluido y todo ello por 99 € la noche en habitación doble.
Comentaros que todas las reservas las hice vía booking.com que siempre te da la posibilidad, en la mayoría de los casos, de poder anular el día anterior por si hay imprevistos sin coste alguno. Totalmente recomendable.
DÍAS 8, 9 y 10. BUDAPEST
Personalmente ya conocía estas dos capitales (Viena y Budapest) de otros viajes, pero éste me reafirmó en que me sigue gustando más Budapest.
Llegamos a media tarde, procedentes de Viena, entrando a la ciudad de Pest por el Puente de las Cadenas. El hotel estaba en muy buena ubicación, al lado del Parlamento y de la zona de paseo y comercial. El Hotel el Alta Moda Fashion, igualmente recomendable. Recién reformado, todo nuevo, habitaciones espaciosas, parking para las motos, esencial para nosotros y nuestra tranquilidad, y una sauna y jacuzzi ideal para tomarse un baño cuando llegas cansado de recorrer la ciudad durante el día, y encima abierta hasta las doce de la noche, lo que lo hace más apetecible y relajante. El precio pues, ridículo, para un hotel de cuatro estrellas, 70 € habitación doble, desayuno aparte 10 €, aunque hay montones de lugares por los alrededores con mucho encanto para ir a tomarse el café y el croissant de la mañana de manera mas económica.
Y empezamos el recorrido turístico por la ciudad. De entrada bordeando el rio, desde el lado de Pest, unas vistas del Bastión de los Pescadores y de la Iglesia de Matías, que combina estilos barroco y neogótico, al otro lado.
Ya habiendo cruzado el rio y subiendo hasta arriba del mirador, el Bastión de los Pescadores, desde donde se tienen unas magníficas vistas del Danubio y de toda la ciudad. Este lugar fue construido como una defensa para la cofradía de pescadores, pero nunca llegó a utilizarse como tal. Lugar a no perderse por ninguna circunstancia.
Y el Parlamento, símbolo inequívoco de la ciudad de Budapest, inspirado en el Parlamento Británico, es una sensación irrefrenable para la vista.
Y como no, el Puente de las Cadenas, uno de los lugares más famosos y visitados de la ciudad. Uno de los múltiples puentes que une las ciudades de Buda y de Pest, pero quizás el más significativo por su belleza y estructura.
De noche, su belleza aumenta por momentos, y quedas prendado por la iluminación y la ferrea estructura que lo sustenta.
Y los famosos baños públicos termales de Budapest. Uno no puede marcharse de esta ciudad sin pasar por aquí. Altamente recomendable. La entrada 10 € y puedes estar todo el día, incluso puedes comer dentro. No preocuparos si vais con enseres personales, cámaras y demás. Tienen un sistema digitalizado de taquillas totalmente seguro donde puedes guardar todas tus cosas sin límite de tiempo, todo incluido con la entrada.
Tres piscinas, una con agua fria, otra con agua a 38 grados y otra con agua templada a 30 grados, todas con diferentes surtidores, jacuzzis, etc
DÍAS 11, 12 y 13. PRAGA
Después de tres días en Budapest, sin tocar la moto, nos tocaba cambiar otra vez de aires. Dirección norte, destino Praga, pasando por Bratislava (ciudad triste, apagada). El día fué duro, quizás el mas duro a nivel de climatología. Fué el único día que nos llovió y mucho. Cogimos la autopista y trajes de agua enfundados nos metimos en harina. La verdad que en estos momentos agradeces el llevar ropa de calidad, porque la verdad que no me entró ni gota de agua, y no será porque no cayese, porque la tormenta fue de ordago. Pero bueno, autopista, agarrados al manillar y a tirar millas.
Pero todo tiene su recompensa. Praga, Oh Praga!!!, no la conocía, me habían hablado muy bien, pero me sorprendió aún mas. Para mi, pasó por delante de Budapest y Viena, sin ninguna discusión.
Realmente es una ciudad para enamorarse, con sus callejuelas, el rio, sus múltiples puentes, el castillo, el reloj astronómico en el ayuntamiento, que cada hora es visto y admirado por centenares de turistas.
En fin, una lástima que iba sin pareja, jajaja, porque el romanticismo invadió mis venas.
Comprobadlo vosotros mismos a ver que os parece, Aquí os dejo unos ejemplos:
En fin, comprendeis porque estaba medio atontado con el romanticismo!! jaja.
Y por otra parte ya sólo me faltó ver que en la misma Plaza Wenceslao me habían preparado un palacete con mi nick!!!!! (Y pensé: "creo que me voy a quedar aquí algún tiempo".
Después de todo esto, nos adentramos por las callejuelas de la ciudad que nos llevarían al mismo centro, en la Plaza del Ayuntamiento, donde nos encontraríamos con el famoso reloj astronómico, símbolo de la ciudad de Praga.
Cuenta la leyenda que el ingeniero que lo construyó, tardó siete años en acabar tamaña obra de ingeniería, y al final como premio, al terminarlo, le quemaron los ojos para que no pudiese repetir otro artefacto igual en ningún otro sitio. Si bien, antes de morir, parece que ayudado por su hijo, fué hasta donde estaba el mecanismo y lo destruyó. Tardaron bastante tiempo en volverlo a poner en funcionamiento. Hoy en día es el mayor atractivo de la ciudad. Cada hora, de las dos ventanas que hay encima del reloj, salen todos los apostoles, dando la bienvenida a todos los turistas y al final incluso canta el gallo (hoy en día representado por un trompetista del Ayuntamiento que hace las veces y saluda a toda la concurrencia para su delirio)
En las partes laterales del reloj podemos ver representadas una figuras, que también cobran movimiento, que representan a cuatro alegorías: la lujuria, la vanidad, la muerte y la avaricia
Y lo que vimos la noche anterior que nos enamoró, lo volvemos a ver de día, la zona del castillo, el rio, el puente de Carlos, .....
Y hay mucho mas, pero eso os lo dejo para que lo descubráis vosotros mismos, si algún día decidís visitar esta ciudad.
Lo dicho, Praga es una ciudad para no perdersela, pero al tanto, en el hotel nos dijeron que en invierno pueden llegar hasta los 20 grados bajo cero, o sea que a taparse.
Por cierto el Hotel, Eurostars Thalia, cinco estrellas, 85 € habitación doble con desayuno incluido. Bastante recomendable, muy cercano a pie de todo lo que hay que visitar. Y aparte si tenéis algún problemilla con el inglés, no preocuparos, todas las recepcionistas hablan un perfecto español, incluso María, que es española, un encanto de chica, que nos atendió de una manera excepcional. Ojo!! Si queréis reservar parking para la moto, hacedlo antes de llegar, y aunque después os digan que no hay plazas, si insistis, para las motos siempre hay un huequecillo para meterlas y el precio es muy asequible, 9 € durante toda la estancia, tirado vamos. Las habitaciones correctas sin más.
Bueno, ya hemos recordado los primeros días en los Alpes, y la segunda parte del viaje entre Viena, Budapest y Praga, donde la moto ha tenido menos importancia. Llevamos ya 13 días de viaje.
Sólo me queda por relatar la última parte del viaje, la parte final del cual hice solo. Vuelve la moto, Selva Negra, Interlaken, Jungfrau, mas Alpes, muchas mas sensaciones extraordinarias. Vamos a ello.
DÍA 14. PRAGA-BADEN BADEN. 640 kms
Éste es ese punto en los viajes en que de una manera psicológica empezamos el retorno a casa. Habíamos llegado al destino más lejano previsto y la ruta emprendía el viaje de regreso, aunque por el camino aún nos quedaban muchas cosas por disfrutar.
La jornada se presentaba dura, muchos kilometros y un buen tramo de autopista. Nos levantamos pronto y retomamos nuestras motos después de unos días de descanso. Hicimos la parte mas aburrida del viaje durante las primeras horas de la mañana, lo que hizo que la ruta se nos hiciese más corta.
Nuestro destino era Baden-Baden, desde donde asaltaríamos la tan esperada Selva Negra.
Llegamos a primera hora de la tarde, con tiempo para comer y darnos una vuelta por el pueblo. A primera vista ya notamos que es una ciudad turística de gente adinerada. Coches de lujo, tiendas caras, la gente muy bien vestida, ... y un teatro de la opera con capacidad para 2500 personas, siendo el segundo más grande de Europa, donde el malogrado Pavarotti dió algunos de sus más famosos conciertos.
El hotel Merkur, normalito, y un poco caro (120 € habitación doble con desayuno), aunque en el lugar que estabamos tampoco nos podíamos quejar, viendo los precios de los otros alojamientos.
Como ese día ya habíamos tenido bastante moto, decidimos acudir a ver las Termas de Caracalla. Para que os hagais una idea es algo parecido a lo que es Caldea en Andorra pero mucho mejor montado, más grande y con más servicios. Incluso en la parte superior hay unos baños/saunas mixtos nudistas, en los que uno ademas de tomar un buen baño se puede recrear la vista. El precio para entrar ronda los 18 € para tres horas de duración, suficientes para hartarte de aguas termales. Es un lugar muy recomendable para visitar si os moveis por la zona.
El día no dió para más, cenamos en un restaurante del centro y nos fuímos a la cama para guardar fuerzas para el día siguiente, donde nos esperaba la ruta por la Selva Negra.
DÍA 15. SELVA NEGRA. 300 kms
En la Selva Negra hay dos rutas que merece la pena recorrer. La ruta de los valles (carretera 462) y la ruta de las montañas (carretera 500). El primer día empezamos por la ruta de los valles que transcurre por el centro de Selva, recorriendo multitud de pueblecitos pintorescos, (Freudenstadt, Alpirsbach, Triberg, ....) y donde la vegetación es mas que exhuberante.
La carretera se volvía a poner interesante y volvíamos a notar ambiente motero, con multitud de motos circulando por esos lares.
Las carreteras tenían un asfalto más que aceptable, con poco tráfico de coches y la conducción se hacía muy agradable.
El primer pueblo donde paramos fué Freudenstadt y ya notamos enseguida el ambiente de tranquilidad que se respira en toda esa zona.
Seguimos dirección sur por la 462 hasta Alpirsbach, si bien nos desviamos por alguna carretera más secundaria, de las que hay a montones y donde es totalmente recomendable perderse a la aventura porque cada paraje te sorprende más gratamente.
Las carreteras empiezan a tornarse como pequeños circuitos y montones de nakeds inundan la zona, fregando con sus deslizaderas y disfrutando de la conducción deportiva. Nosotros íbamos a nuestro ritmo. Sin prisa pero sin pausa, aunque de vez en cuando le diesemos un poquito de marcha al cuerpo.
Pasamos Alpirsbach, casi sin parar, ya que teníamos la intención de visitar Triberg, el pueblo de los relojes de cucut, donde hay a menos de dos kilometros el reloj de cucut más grande del mundo, del que luego os contaré la anécdota.
En Triberg paramos a tomar una cervecita, y pequeño es el mundo, un autocar lleno de valencianos acababa de llegar a ese recondito lugar. Más bien parecía estar en cualquier ciudad española, ya que sólo oíamos hablar nuestro idioma.
Saliendo de Triberg, a menos de tres kilometros se encuentra Schonach, donde se ubica el reloj de cucut más grande del mundo (1,5 € la entrada). Las indicaciones para llegar son malísimas. Yendo desde Triberg, la casita reloj se ve a mano izquierda en una parte baja del lugar. Se llega a través de un sendero que encontramos en la izquierda de la carretera que hace bastante bajada y en dos minutos ya llegas al lugar buscado. Pues bien, llegamos sobre las dos menos veinte y decidimos esperar a la hora en punto. Llega la hora y aparece un pajarraco grande de madera, el sonido del cual parecía medio afónico, de un pajarillo minúsculo. El hartazgo de reir y la algarabía se apoderaron de la gente que estaba esperando el evento, y todos nos miramos incrédulos. Pero en fín, era el mas grande del mundo y con eso ya valía.
Después del dichoso relojito, emprendimos camino a Furtwangen. La carretera hasta allí es tremendamente divertida. Unos quince kilometros de curvas, buen asfalto y visibilidad óptima.
Una vez allí, cogimos una carretera a mano derecha dirección la Fuente del Breg, que está a unos doce kms, conocida como el nacimiento del Danubio (Donauquelle) y del Rhin. Se dice que desde aquí uno puede derivar el caudal hacia un rio o hacía el otro con la simple mano.
En este sitio, nos paramos a comer en un lugar donde todos los productos son locales, carnes, verduras, etc. La verdad que nos pusimos hasta el culo.
Después volvimos a montarnos en las motos y seguimos recorriendo carreteras dirección sur, donde queríamos visitar el mirador de Belchen, más conocido como el mirador de la Selva Negra. Pero se nos hizo tarde, cerraban a las seis y llegamos con menos de veinte minutos, por lo que decidimos posponer la visita. Emprendimos la ruta de vuelta, por otras carreteras, en las cuales hice pocas fotos, ya que nos dedicamos más al placer de la conducción. Carreteras donde las nakeds hacían sus cronometradas, y otras más selváticas y ratoneras donde circulamos sin tanto tráfico. La verdad que hay montones de sitios donde perderse y rutear a gusto a lo largo de toda la Selva. Zona motera por excelencia.
DÍA 16. SELVA NEGRA. Baden-Baden - Interlaken. 400 kms
Llegó el día en que nos separamos. Mis compañeros de ruta, tenían menos vacaciones que yo, y tuvieron que emprender el viaje de vuelta a Barcelona. A mi me quedaban aún diez días y decidí seguir por la zona en solitario.
A lo largo de esos días recordé las experiencias de insignes foreros que cuentan sus viajes en solitario y de la forma en que uno puede llegar a disfrutar del viaje consigo mismo.
Ese día, la ruta que escogí para bajar fue la 500, la carretera de las montañas, que bordea toda la parte alta. La carretera era aún mejor para circular que las del día anterior y eso me lo refrendó la cantidad de moteros que me encontrá circulando por allí.
En fin, buen asfalto, curvas con visibilidad, una delicia.
Siguiendo dirección sur, decidí parar en un pueblecito maderero, Schiltach, que tenía marcado en la ruta, totalmente imprescindible para los viajeros de la zona. La arquitectura de sus viviendas es espectacular y todo construído con productos de la industria local.
Y después de serpentear por otras carreteras de la zona, me dirigi hacía el mirador de Belchen que no habíamos podido visitar el día anterior. Esta vez sí hubo suerte y previo pago de 8 € subí con el teleférico hasta arriba. Las vistas, en un día claro, son espectaculares, si bien, como comentaba mi compañero biólogo el día anterior, la Selva no era tanta selva como se esperaba, sino que parece que todo está puesto con mucho orden, delimitado, como muy cuidado, y quizas esto le hace perder un poco de encanto. Aún y así es un lugar a visitar sí o sí.
Después de dos días enteros de circular por la Selva Negra (la longitud es de unos 200 kms de largo por 100 de ancho, más o menos), empecé a desfilar hacía Suiza otra vez, donde tenía previsto dormir en Interlaken.
Antes, por eso, no dejé de visitar el Lago Titisee, no menos espectacular, en la parte sur de la zona.
Y ya no dejaría de cruzarme con lagos mas o menos grandes hasta mi destino. La verdad que es una zona con mucha agua, con un encanto especial, zona muy privilegiada.
Y antes de llegar a Interlaken, mis retinas empezaron a experimentar una sensación en la que no podía dejar de mirar a ningún lado de tanta belleza que me rodeaba. Cada 100 mts me tenía que parar a tomar la foto de rigor porque no quería perderme ni un ápice.
En fin que mientras voy seleccionando fotos, me faltan las palabras para describir lo que siento al recordar esos momentos, belleza, soledad, paz interior, relax, y todo ello junto a LA MOTO, mi compañera inseparable que me ha brindado la posibilidad de poder disfrutar de todo esto.
DÍA 17. INTERLAKEN - ALPES en estado puro. 300 kms
Era domingo, me desperté pronto, desayuné en el hotel y me decidí a volver a recorrer los puertos de montaña que habíamos transitado los primeros días, pero esta vez sólo, a mi ritmo, a mi bola, era el momento de disfrutar al máximo de mi montura y de saborear cada curva de cada puerto de montaña.
La ruta prevista era Sustenpass, Furkapass, Nufenenpass, San Gottardo, Furkapass otra vez, Grimselpass y para Interlaken Siete puertos de montaña enlazados para disfrutar y aprender encima de la moto.
Curvas y curvas, preciosos parajes y un tiempo esplendido, sol a radiar y una temperatura ideal para rodar en moto, ni frio, ni calor.
El próximo volvió a ser el Furkapass, quizás está vez lo disfruté un poco más que la vez anterior.
Esta vez bajé el Furka a buen ritmo y cogí dirección Brig para enfilar el Nufenen. Era una mañana perfecta y eso se notaba en que no me cansaba en exceso, aún practicar una conducción mas bien deportiva.
Esta vez bajé el Furka a buen ritmo y cogí dirección Brig para enfilar el Nufenen. Era una mañana perfecta y eso se notaba en que no me cansaba en exceso, aún practicar una conducción mas bien deportiva.
Y después del Paso de la Novena, otra vez al Gottardo, pero ésta lo haría por la zona nueva, desde donde se tiene una perspectiva excelente de la Tremola.
Bajé el Gottardo, volví a enfilar el Furka esta vez sin paradas y poseriormente el Grimsel también casi sin paradas.
Fue una jornada de moto en mayúsculas. Disfruté de la moto como pocas veces había experimentado, y ya a media tarde volví a enfilar hacia Interlaken, donde acabaría la jornada degustando un super plato de carne a la parrilla en un típco restaurante de la zona.
DÍA 18. JUNGFRAU - GRINDELWALD
El día de moto anterior aún se mantenía en mis sentidos. Un nuevo día para volver a disfrutar de la moto, esta vez sin recorrido planeado, iba a lo que saliese, eso sí, tenía la intención de visitar el Jungfrau, del que tan bien me habían hablado.
Cogí la moto dirección Grindelwald para ir a visitar la zona. Al llegar me dí cuenta de que me había equivocado al escoger el lugar donde pernoctar. Está sólo a quince kms de Interlaken, pero para mi gusto, es un pueblo con muchisimo más encanto, aunque no tenga el nombre del otro.
Nada más llegar, al pasar por la estación, ví que estaba a punto de salir el tren cremallera que sube al Top del Jungfrau. No me lo pensé. Aparqué la moto y me fuí a sacar el ticket. Ufff, sorpresa, subir hasta arriba con el trenecito cuesta la friolera de 120 € por persona. Pero yo no soy de los que me echo atrás. Si había llegado hasta allí, no me iba a perder la oportunidad de conocer ese lugar. El tren tarda casi una hora y media en llegar arriba, previo transbordo a medio camino a otro cremallera.
El tren continuaba subiendo y a medio camino llega la oscuridad; el tren es engullido literalmente por la montaña y durante nueve kilometros va subiendo por las entrañas de la misma hasta llegar arriba.
Antes de llegar arriba hace dos paradas en el interior de la montaña, donde hay habilitados unos miradores desde los que se pueden observar unos glaciares espectaculares. Casi los puedes tocar con las manos.
Y llegamos arriba, donde hay varias cosas por visitar, un palacio de hielo, un ascensor que te lleva a unas terrazas panorámicas, se puede salir al exterior a pisar la nieve, .... Quizás los 120 € me empezaban a doler menos. Eso sí, si alguién quiere subir, que busque un día mínimamente claro, ya que sino puede llegar arriba y quedarse con las ganas de no ver nada, y entonces si que podría doler el haber pagado esa cantidad.
Aquí el palacio de hielo. Suerte que llevaba la cazadora de moto y las botas, porque no me sobraron en absoluto, y en el exterior la temperatura rondaba los 0 grados.
Pues eso, que presumen de tener la estación de tren mas alta de Europa, Top of Europe, a 3571 metros de altura.
La verdad que no me arrepentí de haber subido ni un minuto. Creo que valió la pena y pasé un día muy entretenido.
Ya por la tarde emprendía la bajada con la intención de visitar Grindelwald. Un encanto de lugar, me volvió a invadir el romanticismo que había experimentado en Praga, aunque esta vez aún estaba más solo, sin mis compañeros de viaje con los que comentar la jugada.
El pueblo no tiene desperdicio, mires donde mires, y me prometí que si volvía por la zona, mejor alojarme allí que en Interlaken y creo que mejor de precio también.
El día acabo, entre un paseo a pie por la zona y una última vuelta con la moto por carreteras perdidas del lugar que no sabía ni donde acababan.
DÍA 19. Rodando por INTERLAKEN
Era mi último día entero de vacaciones antes de emprender la vuelta y me decidí a investigar un poco por los alrededores de donde estaba. Planeé dar la vuelta completa a los dos lagos que colindan Interlaken, por la carretera que pasa a escasos metros del agua.
Pueblecitos, lugares pintorescos, una pasada de lagos, fué como una despedida del viaje que estaba a punto de concluir.
Quise dejar la camara y dedicarme por completo a mí, pero los sitios que me iba encontrando me empujaban irrefrenablemente a inmortalizarlos en mi disco duro.
El día transcurrió placidamente, disfrutando de todo esto que véis. Por la tarde sí que dejé definitivamente la cámara y simplemente era un automata encima de la moto, circulando a velocidades lentas con el casco modular abierto, con la pantalla bajada, sintiendo el viento en la cara y paladeando cada momento que estaba viviendo.
Por mi mente estaba pasando fotograma a fotograma todo lo vivido durante las tres semanas anteriores.
DÍA 20. INTERLAKEN - BARCELONA. 1001 kms
Las maletas estaban hechas, casi no cabía nada más después de haber ido comprando pequeñas cositas y recuerdos de todos los sitios visitados.
Siete de la mañana. Encima de la moto. El GPS me marca que puedo llegar a Barcelona alrededor de las tres y media sin parar. Evidentemente iba a parar dos o tres veces pero mi objetivo era no demorar ese objetivo.
En estas rutas largas y tediosas, me intento marcar un objetivo para ocupar la mente y que no me entré el sueño y el aburrimiento.
En las primeras horas lo conseguí, porque el tiempo no era muy apacible y una tormenta me perseguía. Conseguí esquivarla, aunque a la altura de Grenoble me cayó un chapuzón de 15 minutos considerable.
El día pasó sin mas y llegué a las 16:30 a Barcelona.
Resumen del viaje: 6.293 kms recorridos. Mas de 3.000 fotos realizadas. Muchas experiencias vividas y unas ganas de volver a empezar que ni os cuento.
Aquí termina esta historia. La verdad que ha sido un placer recordar lo vivido mientras escribía y seleccionaba fotos, es como volver a vivirlo.
Simplemente dar las gracias en mi nombre y en el de mis compañeros a todos los foreros que publican sus crónicas, porque son fuente inagotable de información para futuros viajeros, y de la cuales evidentemente también nos nutrimos nosotros.
Si alguién desea cualquier tipo de información, sobre los lugares relatados, y le puedo ayudar, lo haré encantado.
A los que hayais llegado hasta aquí, gracias por la paciencia de haber aguantado este relato. Espero que os haya gustado, o al menos entretenido un ratito, viajando a través de la imaginación conmigo.
UN SALUDO Y HASTA LA PRÓXIMA